La villa de Albox, situada en el centro de la cuenca del río Almanzora, en la zona norte de la provincia de Almería. Tiene un término municipal de 165 kilómetros cuadrados, con una población de unos doce mil habitantes. Su término municipal limita con los de Arboleas, Cantoria, Partaloa, Oria y El Taberno.

Albox es la cabecera comarcal y el centro geográfico y cultural de su comarca, el Valle del Río Almanzora.

Por razones de tipo histórico, lingüístico, etnográfico y climático, esta comarca aparece como una zona de transición entre las comunidades andaluza y murciana.

A primera vista, se aprecia que el pueblo está dividido en dos por una rambla. Esta rambla ha marcado la vida del municipio.

Albox está compuesto por su núcleo urbano y pedanías como El Saliente, Las Pocicas, Llano de los Olleres, Llano del Espino, Llano de las Animas, Locaiba, El Madroño, Los Marcelinos, Rambla de la Higuera, Los Navarretes, Los Galeras, San Roque, Aljambra y algunos otros situados en las zonas menos accidentadas, de más fácil acceso y comunicación.

Albox es un pueblo bastante montañoso. La parte norte del municipio, más elevada, está cruzada por las estribaciones de la Sierra de las Estancias, con alturas que llegan a los 1.500 metros en la cumbre del Saliente, en cuyas laderas se alza el monte Roel, coronado por el santuario de Nuestra Señora de los Desamparados, la Virgen del Saliente. Es el centro religioso de Albox y de toda la comarca del Almanzora. Se trata de una enorme construcción de piedra, en un paraje sin vegetación. Antiguamente allí existió una ermita más pequeña. Sin embargo, debido a la gran afluencia de peregrinos, en 1762 se construyó el edificio actual, que pertenece al estilo barroco.

La imagen de la Virgen del Saliente se encuentra en el interior del monasterio. Se trata de una talla pequeña y bella, de madera policromada, la imagen más venerada de toda la comarca.

Atraviesan su territorio las ramblas, cauces de agua que suelen permanecer secos, pero a veces llevan grandes avenidas de agua.
Albox tiene la belleza propia de las tierras áridas. La Sierra de las Estancias es seca y rocosa y apenas crece vegetación autóctona. Pero sí destacan las adelfas que aquí se denominan "baladres" y que bordean las ramblas, así como las chumberas y las higueras.

El suelo de Albox es fertilísimo. Allí donde brota del agua, ya sea en las estribaciones de la sierra, o en las orillas de sus ramblas, aparecen insospechadas y hermosas huertas, primorosamente cultivadas, verdaderos oasis que ponen su nota de verdor en contraste con el árido paisaje circundante.

Se trata de una zona de pocas lluvias. La Sierra de las Estancias suele desviar las nubes, que proceden de poniente, hacia otras latitudes. Al llover poco, la mayoría de los cultivos son de secano, destacando el almendro y el olivo. Pero las zonas que tienen agua son fértiles y se transforman en "bancales" con los cultivos propios de la huerta, cuidados de la forma tradicional.

A Albox se accede por la Carretera Baza Huércal Overa, que cruza el centro del municipio, desde la autovía del Mediterráneo a la altura de Overa en una salida señalizada de toda la comarca. Está ubicado a 130 kilómetros de la capital.

La mayoría de los habitantes viven del comercio, del transporte y de la hostelería, ya que Albox es el centro geográfico y comercial de la comarca. Es famoso su mercado semanal de los martes que es el más tradicional y famoso de la provincia. En su origen fue ganadero, pero hoy distribuye todo tipo de productos. Albox es tierra de comercio y de ruta.

En su historia quedan patentes guerras civiles como la de los moriscos, deportaciones, terremotos e inundaciones, que no han podido con un pueblo que lleva siempre tomarle el pulso a la historia y que hoy es centro de una significativa parte de la flota de camiones que lleva los productos agrícolas almerienses por toda Europa y que es el gran centro comercial de la comarca, herencia de un importante mercado de ganado y de un importante desarrollo de la industria alfarera (que ha llegado hasta hoy con la conocida familia de Los Puntas), y de la textil, que llegó a contar con más de tres centenares de telares el siglo pasado.

El Pueblo, La Loma y el Barrio Alto son los tres barrios que configuran una villa cuyas calles y edificaciones demuestran el pragmatismo, tan comercial, de sus gentes. De ahí la estructura de ciudad de muchos rincones y comercios.

Un pueblo que, sin embargo, guarda algunos encantos para el viajero en algunas de sus plazas y en dos bellas sorpresas, unas interesantísimas tallas procedentes de un retablo, hoy desaparecido, de Alonso Cano en la iglesia de Santa María, que data del XVI, una ermita, la de San Antonio, construida sobre una antigua mezquita, adornadas en su interior por unas curiosas pinturas populares, y las ruinas del castillo y de un aljibe.